islam-centers.netislam-centers.netislam-centers.netislam-centers.netislam-centers.netislam-centers.net El Concepto de Divinidad en el Islam    -   En el Nombre de Allah, El Misericordioso y El Compasivo   -   ¿Quién es el Creador?   -   El Retorno de Jesús al Final de los Tiempos   -   La situación de la mujer a través de la historia: su vida en las sociedades y civilizaciones pre-islámicas   -   Falsos conceptos sobre la mujer en el Islam
islam-centers.net
     

Zaid bin Zabit

Zaid bin Zabit

Cuando una parte del Corán era revelada al Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), a menudo mandaba llamar a Zayd y le ordenaba traer los materiales para escribir, "pergamino, tinta y omóplato", y escribir la revelación. 

Estamos en el segundo año después de la Hijrah. En Medina, la ciudad del Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) hay mucha actividad ya que los musulmanes se preparan para una larga marcha hacia el sur, hacia Badr. 

El noble Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) hizo la última inspección del primer ejército que movilizará bajo su mando para librar el Yihad contra los que habían atormentado a los musulmanes durante muchos años y que todavía estaban decididos a poner fin a su misión. 

Un joven que no llega a los trece años de edad, caminó hasta las filas del ejército. Estaba seguro de sí mismo y era despierto. Cargaba una espada tan larga o posiblemente un poco más larga que su propia altura. Caminó hacia el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) y le dijo: "Me dedico a ti, mensajero de Alá. Permíteme estar contigo y luchar contra los enemigos de Alá bajo tu estandarte." 

El noble Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) le miró con admiración y le dio una palmada fraternal en el hombro. Elogió su coraje pero se negó a aceptarlo en el ejército porque era demasiado joven. 

El joven, Zayd ibn Zabit, dio la vuelta y se alejó, desanimado y triste. Al caminar, con pasos lentos y medidos, golpeó el suelo con su espada señalando su tristeza. Le fue negado el honor de acompañar al Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) en su primera campaña. Detrás de él estaba su madre, Nawar bint-Malik. Ella se sentía igualmente desanimada y triste. Ella añoraba ver a su hijo salir con el ejército de los muyahidin y estar con el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) en este momento crítico.

Un año más tarde, mientras se llevaban a cabo los preparativos para el segundo encuentro con Quraysh, que tuvo lugar en Uhud, un grupo de adolescentes musulmanes portando armas de diversos tipos -espadas, lanzas, arcos y flechas y escudos- se acercó al Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Buscaban alistarse en cualquier rango entre las filas musulmanas. Algunos de ellos, como Rafi ibn Jadiy y Samurah ibn Yundub, eran fuertes y fornidos para su edad y habían demostrado capacidad para luchar y manejar las armas, y se les concedió permiso por el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) a unirse a la las fuerzas musulmanas. Otros, como Abdullah el hijo de Umar y Zayd ibn Thabit seguían siendo considerados por el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) como demasiado jóvenes e inmaduros para luchar. Aunque prometió considerarlos para la próxima campaña. Fue recién en la batalla del Foso cuando se acercaba a los dieciséis años que fue finalmente autorizado a portar armas en defensa de la comunidad musulmana.

Aunque Zayd siempre estaba listo para participar en las batallas, no es como guerrero que se le recuerda. Después que lo rechazaron en la batalla de Badr, aceptó el hecho que entonces era demasiado joven para luchar en grandes batallas. Su mente despierta hizo que se dirigiera a otros ámbitos de servicio, sin relación alguna con la edad y que podían acercarlo al Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Consideró el campo del conocimiento, y en particular la memorización del Corán. Se lo mencionó a su madre, la cual estuvo muy complacida y de inmediato trató de cumplir su ambición. An-Nuwar- habló con algunos hombres de los Ansar sobre el deseo del jóven y ellos a su vez se lo comentaron al Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) diciendo: "¡Oh Mensajero de Alá, nuestro hijo Zayd ibn Zabit ha memorizado diecisiete suras (capítulos) del Libro de Alá y las recita correctamente, como te fueron reveladas. También es bueno leyendo y escribiendo. Es éste el tipo de servicio que quiere ofrecer para estar cerca de ti. Si quieres escúchalo."

El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), escuchó a Zayd recitar algunos suras que había memorizado. Su recitación era clara y hermosa, y sus pausas indicaban claramente que entendía bien lo que recitaba. El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) estaba contento. Ciertamente descubrió que su recitación era más hermosa que lo que habían elogiado sus familiares. El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) luego le encomendó una tarea que requiere de inteligencia, habilidad y perseverancia. 

"Zayd, aprende la escritura de los judíos para mí", instruyó el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él)." A sus órdenes, Mensajero de Alá", respondió Zayd quien comenzó a aprender hebreo con entusiasmo. Fue muy competente en el idioma y escribía por el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) cuando quería comunicarse con los judíos. Zayd también leía y traducía del hebreo cuando los judíos le escribían al Profeta (que la paz y misericordia de Alá sean con él). El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) también le encargó aprender Siríaco y también lo hizo. De esta manera Zayd llegó a cumplir el importante cargo de intérprete del Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) en sus relaciones con los pueblos que no eran árabes.

El entusiasmo y habilidad de Zayd eran evidentes. Cuando el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) se sintió seguro de su fidelidad en el desempeño de sus funciones y la atención, la precisión y comprensión con la que llevaba a cabo sus tareas, confió a Zayd la gran responsabilidad de registrar la Revelación Divina. 

Cuando una parte del Corán era revelada al Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), a menudo mandaba llamar a Zayd y le ordenaba traer los materiales para escribir, "pergamino, tinta y omóplato", y escribir la revelación. 

Zayd (que Alá esté complacido de él) no fue el único que ocupó el cargo de escriba del Profeta (la paz y la misericordia de Alá sean con él). Una fuente cuenta que cuarenta y ocho personas solían escribir para él (la paz y la misericordia de Alá sean con él). Zayd se destacó entre ellos. El no sólo escribía, durante la época del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él) recolectaba partes del Corán que habían sido escritas por otros y las ordenaba bajo la supervisión del Profeta (la paz y la misericordia de Alá sean con él). Se ha reportado que ha dicho: "Solíamos compilar el Corán en pequeños manuscritos en presencia del Profeta (la paz y la misericordia de Alá sean con él)." De esta manera, Zayd aprendió y tuvo experiencia con el Corán en presencia del Profeta (la paz y la misericordia de Alá sean con él). Se podría decir que se crió con los versos del Corán, comprendiendo bien las circunstancias que rodeaban cada revelación. Por lo tanto, se convirtió en alguien bien versado en los secretos de la Shari'ah y a una edad temprana ya había ganado la bien merecida reputación como uno de los más sabios entre los compañeros del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él).

Después de la muerte del Profeta (que la paz y misericordia de Alá sean con él) fue en este afortunado joven especializado en el Corán que recayó la tarea de autenticar la primer y más importante referencia para la Ummah de Muhammad (la paz y la misericordia de Alá sean con él). Esta se volvió una tarea urgente después de las guerras contra la apostasía y la Batalla de Yamama en particular en la cual un gran número de los que habían memorizado el Corán cayeron mártires.

Omar (que Alá esté complacido de él) convenció al Califa Abu Bakr (que Alá esté complacido de él) que, a menos que el Corán fuese recopilado en un manuscrito, gran parte de corría riesgo de perderse. Abu Bakr convocó a Zayd ibn Zabit y le dijo: "Tú eres un joven inteligente y no sospechamos de ti (mentiras o mala memoria) y solías escribir la Revelación Divina para el Mensajero de Alá (la paz y misericordia de Alá sean con él). Así que busca (todas las partes de) el Corán y recopílalo en un manuscrito". 

Zayd fue consciente desde el primer momento del peso de la responsabilidad. Más tarde dijo: “Por Alá, si él (Abu Bakr) me hubiera ordenado mover una de las montañas de su lugar, no habría sido más difícil para mí que lo que me había ordenado, respecto a la recopilación del Corán.” 

Zayd finalmente aceptó la tarea y, según él, "comenzó a buscar partes del Corán en pergaminos, omóplatos, y pedúnculos de palmeras datileras y de la memoria de los hombres (que lo sabían de memoria)". 

Fue una tarea minuciosa y Zayd fue muy cuidadoso que ni un solo error, insignificante o sin intención, influenciara en el trabajo. Cuando Zayd había terminado su tarea, dejó las suhuf u hojas con Abu Bakr. Antes de morir, Abu Bakr dejó las suhuf con Umar quien a su vez las dejó con su hija Hafsah (que Alá esté complacido de los tres). Hafsah, Umm Salamah y Aishah (que Alá esté complacido de ellas) fueron las esposas del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él) que memorizaron el Corán.

Durante el tiempo de Uzmán, en el cual el Islam se había extendido a lo largo y ancho, las diferencias en la lectura del Corán se hicieron evidentes. Un grupo de compañeros del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él), encabezado por Hudhayfah ibn al-Yaman, que en ese momento vivía en Iraq, llegó a Uzmán y le instó a "salvar la nación musulmana antes que difiera sobre el Corán". 

Uzmán obtuvo el manuscrito del Corán de Hafsah y convocó de nuevo a la principal autoridad, Zayd ibn Zabit, y algunos otros compañeros competentes para hacer copias exactas de la misma. Zayd fue puesto a cargo de la operación. Completó la tarea con la misma meticulosidad con la que había elaborado las suhuf originales en la época de Abu Bakr. 

Zayd y sus colaboradores escribieron muchas copias. Uzmán envió una copia a cada provincia musulmana con la orden que quemaran cualquier otra copia o parte del Corán que tuvieran. Esto era importante para eliminar cualquier variación o diferencia que hubiera con respecto al Corán estándar. Uzmán mantuvo una copia para sí mismo y devolvió el manuscrito original a Hafsah. 

Zayd ibn Zabit se convirtió así en una de las principales autoridades en el Corán. Omar ibn al-Jattab, una vez se dirigió a los musulmanes y dijo: "Oh pueblo, quien quiera preguntar acerca del Corán, que vaya donde Zayd ibn Zabit."

Y así fue que los buscadores de conocimiento entre los compañeros del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él) y la generación que les sucedió, conocida como la "Tabiun", vinieron desde lejos para beneficiarse de su conocimiento. Cuando Zayd murió, Abu Hurayrah dijo: "Hoy, el erudito de esta Ummah ha muerto." 

Cuando un musulmán tiene el Corán y lo lee o escucha su recitación, surah tras surah, ayah tras ayah, debe saber que tiene una enorme deuda de gratitud y reconocimiento a un verdadero gran compañero del Profeta (la paz y misericordia de Alá sean con él), Zayd ibn Zabit (que Alá esté complacido de él), por ayudar a conservar para siempre el Libro de la Sabiduría Eterna. Ciertamente Alá, el Bendito y Exaltado, dice: Nosotros hemos hecho descender el Recuerdo y somos sus guardianes. (15:9)

 

 

Nuestro visitor :  Para beneficiarse de todos los recursos del enlace, debe tener los siguientes programas

        

Quién está en línea

Actualmente tenemos 2 visitores conectados

Estadística

El sitio incluye:

Más de 800 artículos

Más de 1800 libros

Más de 3800 audios

Más de 600 videos